martes, 22 de diciembre de 2015

Juegos de reflejos y agilidad mental

Dentro de los juegos de mesa hay cantidad de tipos y estilos, hoy vamos a hablar de tres juegos que pudiéramos incluir dentro de la categoría de reflejos y agilidad mental.


Quizás Jungle Speed sea uno de los más conocidos debido a su inclusión en los catálogos de juegos de las grandes superficies comerciales. Es un juego de cartas con una mecánica muy sencilla, identificar unos complejos símbolos y cuando el símbolo de nuestra carta coincida con el de la carta de otra persona entraremos en un duelo de reflejos por conseguir el tótem central. El objetivo del juego es deshacernos de todas nuestras cartas a medida que vamos ganando duelos entregando así nuestras cartas mostradas a quien perdió el duelo. Una cosa muy recomendada es cambiar el tótem de madera por algún objeto blando que no pueda ocasionar daños y lesiones al salir disparado con fuerza en un duelo, nosotros utilizamos un muñeco de gomaespuma.


El juego tiene una expansión que incluye dos nuevas cartas especiales y nuevos símbolos que añaden mayor dificultad al juego, es una expansión absolutamente recomendable, nosotros aprendimos a jugar directamente con el juego básico junto con la expansión desde un principio. También tiene un versión Rabbids para los fans de la serie con imágenes de estos conejos en vez de los símbolos originales del Jungle Speed. La última novedad de este juego es Jungle Speed Safari, con 5 tótems en vez de uno, es un juego más orientado a menores que a jóvenes y adultos, recomendado a partir de 5 años. No recomendado si ya sabes jugar a Jungle Speed y esperas algo más difícil.


Sin duda mi juego favorito dentro de esta categoría es Dobble, en este juego querremos ser los más rápidos en identificar la imagen que comparte nuestra carta con la carta central o la de nuestros compañeros según la modalidad de juego que estemos jugando. Con una mecánica tan simple como encontrar la imagen en común se puede jugar a cinco modos de juego diferentes que se completan en apenas 10 minutos: 1- Ser quien más cartas consiga de la pila central; 2- ser el primero en deshacerse de todas las cartas repartidas; 3- hacerse con el mayor número de cartas de las mostradas en mesa en cada ronda; 4- pasar nuestra carta a otro jugador en cada ronda y acabar con el menor número de cartas; 5- aumentar el número de cartas en las pilas de los demás jugadores para ser el que menos tenga al acabar la ronda.


Ventajas del Dobble respecto al Jungle Speed: siempre hay algo que hacer y no existen turnos muertos debido a que no haya duelos entre las cartas mostradas, los duelos no pueden ser tan agresivos y hay cinco modos de juego con más interacción entre todos los participantes en todo momento. Existen diferentes versiones del Dobble fuera de España, varias en Francia y otras cuantas en USA donde el juego se llama Spot it!. Aquí de momento sólo tenemos la versión Kids para jugadores en torno a los 4 años, la versión normal está recomendada a partir de los 6 años.


Siguiendo con la mecánica de identificar algo en las cartas y entrar en duelo con nuestros compañeros de juego, Fantasma Blitz incorpora una novedad interesante. El juego consiste en identificar qué objeto de los cinco posibles corresponde conseguir en función de la carta mostrada y ser el primero en hacerlo correctamente. Hay dos opciones posibles una vez mostrada una carta, o bien que la carta muestre una imagen que corresponde en elemento y color con uno de los objetos de la mesa, en cuyo caso ese será el objeto a conseguir; o bien que la carta no muestre ningún objeto coincidente en forma y color, entonces tendremos que descartar los elementos y colores mostrados en la carta y el objeto restante será el que tendremos que conseguir.


En los juegos anteriores simplemente hemos preparado a nuestro cerebro para identificar coincidencias y reaccionando ante ellas rápidamente. En este juego, además de eso, incluimos esta parte de razonamiento y descarte que hace que nuestro cerebro tenga que esforzarse más y funcionar de dos maneras en lugar de una sola. Me gusta por esta característica que refuerza nuestra capacidad de encontrar coincidencias y excepciones entre una serie de imágenes y objetos.



Fantasma Blitz cuenta con dos “ampliaciones” o versiones también jugables por separado: Fantasma Blitz 2.0, con diferentes objetos y la misma mecánica; y Fantasma Blitz las doce menos cinco, donde el juego se complica aún más al tener más objetos disponibles y nuevas situaciones y reglas que seguir. Todos ellos están recomendados para edades a partir de 8 años, si bien las primeras opciones pueden ser jugadas un poco antes.


Beneficios para el desarrollo personal

Además de la simple diversión y las risas que se generarán a raíz de diversas situaciones a lo largo de las partidas, la práctica de estos juegos entrena y refuerza nuestra agudeza visual, nuestros reflejos y acelera nuestra toma de decisiones frente a situaciones simples o de baja complejidad. Mejora asimismo nuestra capacidad para identificar coincidencias y discernir entre similitudes. Entrenar estas capacidades de nuestro cerebro es una ventaja directa sobre este campo en concreto y también mejora nuestras habilidades en todos los campos relacionados con estos, como por ejemplo la identificación de peligros o riesgos en el entorno, ya sea conduciendo un vehículo o supervisando un área o grupo de personas.

Existen muchos más juegos que se pueden incluir en esta categoría de juegos de rápidos reflejos y agilidad mental, os los iremos mostrando en próximas entradas. Estos juegos podéis conseguirlos y probarlos en nuestra tienda amiga Mordor Games situada en Collado Villalba, Madrid.



Recuerda, vivir es divertido, asume tu responsabilidad sobre ello ;)

lunes, 14 de diciembre de 2015

El buen Amor

Cuenta un dicho que el buen amor empieza por uno mismo, primero hay que amarse bien a uno mismo y luego ya podremos hacerlo extensible a otras personas. Como casi todo, primero empieza por ti.

Hace mucho tiempo, en el curso de formación para socorristas tuve un instructor muy gracioso del que aprendí mucho, una de sus enseñanzas que más me marcó por aquel entonces fue sobre la importancia y valor del socorrista. En una clase nos preguntó cuál era la prioridad número uno del socorrista, algunos respondieron que la víctima, nos dijo que no. La prioridad número uno del socorrista es siempre la seguridad del socorrista. Tenedlo siempre presente, sin socorrista, ¿quién atenderá a la víctima?


¿Cuál es la prioridad número dos del socorrista? Algunos respondieron entonces que ahora sí era la víctima. No. La prioridad número dos del socorrista sigue siendo la seguridad del socorrista. La prioridad número tres y la cuatro seguirán siendo la seguridad del socorrista, si el socorrista no antepone a todo su propia seguridad, podremos tener una víctima más en vez de socorrista. ¿y entonces quién atenderá a las víctimas?

Hizo mucho hincapié en que nos quedara clara esta idea, que al ir a ayudar a alguien no acabáramos nosotros accidentados. Sólo podremos ejercer de socorristas si no somos víctimas, así que lo primero, lo segundo, lo tercero y lo cuarto será velar siempre por nuestra seguridad. Cuando esto esté asegurado, y sólo entonces, podremos ejercer de socorristas y atender a las víctimas. Nuestro objetivo es reducir el número de víctimas, no aumentarlo.

A partir de ahí he aplicado este aprendizaje a muchas áreas de mi vida, lo principal es mantenerse con vida, sin vida no habrá nada más que hacer, no tiene sentido morir por la causa, muertos no mejoramos nada. Así llevado al extremo quizás sea más fácil de entender y asimilar.


Lo ideal sería no tener que llevarlo al extremo de vida o muerte, sino aplicarlo habitualmente para asegurar y mantener nuestra calidad de vida en los niveles que queremos y que nos permiten desempeñar mejor nuestras funciones y objetivos. Cuando uno está bien hace bien, cuando uno está mal, cuesta más hacer bien o es más fácil hacer mal. De ahí nuestro interés por alcanzar y mantener un buen nivel de calidad de vida en todos los sentidos, esto nos permitirá hacer mejor todo lo demás.

Visto así los fundamentos del buen amor empiezan con uno mismo, tratándonos bien, cuidándonos y atendiéndonos de la mejor manera posible. Esto que en una frase queda corto y muy bien, es muy amplio de tratar, quizás infinito. Para empezar se me ocurre que lo principal en el buen amor hacia uno mismo es no hacernos mal y no aceptar mal, no dar continuidad a situaciones que nos hacen mal. Problemas surgirán en la vida, es lo que nos permite aprender y mejorar, pero los problemas no existen para hacerse estables, continuos y fijos en nuestra vida, sino para crecer y resolverlos. No aceptemos los males y problemas como algo normal, común y cotidiano que le pasa a todo el mundo y que hay que asumir y aprender a convivir con ello. Los problemas son para resolverlos.

No aceptar una mala vida es un básico para el buen amor. Si quieres bien, vive bien; si vives bien, si haces bien, querrás bien.


Parece bastante común el querer cuidar a los demás y darles lo mejor posible, a veces incluso aunque esto conlleve un perjuicio contra nosotros. Quizás está mejor visto cuidar mejor a los demás que a uno mismo. Quizás sea más fácil verlo en otras personas que en nosotros mismos. Sirvámonos de ello para ver mejor qué hacer en nuestro caso. Cuando nos enfrentemos a situaciones complicadas y no sepamos qué decisión tomar, yo recurro a una pregunta sencilla ¿querrías esta vida para tus hijos? ¿Para un hermano, un amigo? Entonces, si no se la desearías a ellos, ¿por qué la estás viviendo tú? ¿Si tú no procuras el bien para ti, quién lo hará?

En un mundo ideal donde todos cuidáramos y resolviéramos los problemas de los demás quizás podríamos olvidarnos de nosotros mismos. No creo que eso sea real, porque si a veces nosotros no sabemos bien lo que queremos para nosotros, ¿cómo esperar que los demás lo sepan y nos lo procuren?

Como bien dice la frase, antes de salir a limpiar el mundo, asegúrate que tu suelo ya está barrido. Si cada uno barre su casa, si cada uno hace su parte, no hará falta hacer la parte de los demás porque ya estará todo hecho. Y esto como casi todo lo valioso, vale para muchas cosas, quizás no haga falta arreglar el mundo, basta con dejar de estropearlo. O haciendo falta arreglarlo, sin duda lo más sensato será primero dejar de estropearlo.


Todo lo que quieras, empieza primero por ti. Feliz Vida!

jueves, 3 de diciembre de 2015

¿Cómo se mide la vida?



La vida no se mide anotando puntos, como en un juego. La vida no se mide por el número de amigos que tienes, ni por cómo te aceptan los otros.

No se mide según los planes que tienes para el fin de semana o por si te quedas en casa sólo. No se mide según con quién sales, con quién solías salir, ni por el número de personas con quienes has salido, ni por si no has salido nunca con nadie.

No se mide por las personas que has besado. No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de coche que tienes, ni por el lugar donde estudias o trabajas.

No se mide ni por lo guapo ni por lo feo que eres, por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos, ni por el tipo que música que te gusta. La vida simplemente no es nada de eso.

La vida se mide según a quién amas y según a quién dañas. Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros. Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.

Se trata de la amistad, la cual puede usarse como algo sagrado o como un arma. Se trata de lo que se dice y lo que se hace y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico.

Se trata de los juicios que formulas, por qué los formulas y a quién o contra quién los comentas. Se trata de a quién no le haces caso o ignoras adrede. Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.

Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, de cómo lo cultivas y de cómo lo riegas. Pero por la mayor parte, se trata de sí usas la vida para alimentar el corazón de otros.

Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida. Hacer un amigo es una gracia. Tener un amigo es un don. Conservar un amigo es una virtud. Ser un amigo es un honor y un privilegio.